Charli XCX» presenta «Wuthering Heights» y es la tormenta emocional que recuerda al riesgo de Rosalía en LUX.

Por redacción LoffMusic

Charli XCX lleva más de una década reinventando las reglas del pop desde dentro, pero con Wuthering Heights —su nuevo álbum, a la venta el 13 de febrero de 2026— ha decidido adentrarse en un territorio que pocas estrellas de su calibre se atreven a pisar: un espacio gótico, literario, emocional, donde el pop deja de ser producto para convertirse en atmósfera, paisaje y desgarro.

Si Brat fue desenfreno fluorescente, Wuthering Heights es niebla, viento y deseo.
Y en este tránsito a la sombra, a la sensibilidad extrema, surge inevitablemente un eco artístico reciente: el universo introspectivo y minimalista de Rosalía en LUX.

Sin imitaciones, sin paralelismos forzados: solo dos artistas explorando la frontera donde la música se vuelve ritual.


Del neón a la penumbra, es la nueva identidad de Charli

La transformación nace de un gesto sencillo: una llamada con la cineasta Emerald Fennell, directora de la nueva adaptación de Cumbres Borrascosas. Ella le pidió a Charli una canción. Charli respondió:

“¿Y si hago un álbum?”

Ese álbum —basado en el universo emocional de Emily Brontë— no es un capricho conceptual: es un salto estético. Un abandono voluntario del hedonismo club para abrazar un mundo que la propia artista describe como:

“Crudo, salvaje, sexual, gótico, británico y torturado.”

Ahí nace su “modo LUX”: un espacio donde el pop se ralentiza, se oscurece y respira profundamente.


Elegante y brutal, un nuevo credo sonoro

El álbum se construyó junto a Finn Keane (Easyfun), quien acompañó a Charli en estudio itinerante durante meses. Ambos trabajaron bajo una consigna tomada de John Cale de The Velvet Underground:

“Todo debe ser elegante y brutal.”

Esa frase es la llave del disco.
La elegancia viene de la forma literaria, del acento británico llevado al drama romántico.
La brutalidad, del impacto emocional, del deseo como herida.

Es aquí donde Wuthering Heights dialoga con LUX:

  • Rosalía utilizó la voz desnuda, el silencio y la palabra poética.
  • Charli emplea el sintetizador como tormenta, el eco como fantasma y la melodía como fiebre.

Dos caminos distintos hacia la misma intuición:
que la vulnerabilidad también puede ser una forma de vanguardia.


“Chains of Love”, el amor como prisión

El primer adelanto del álbum, “Chains of Love”, deja clara la dirección.
Los versos —“The chains of love are cruel… I shouldn’t feel like a prisoner”— se despliegan sobre una producción contenida pero intensa, donde la respiración es parte de la percusión y la voz fluctúa entre la súplica y el trance.

El amor no es celebración; es conflicto.
No es rosa; es negro.
No es pop; es atmósfera.

Como en LUX, el minimalismo no es ausencia: es decisión estética.


John Cale como puente entre tradición y ruptura

El álbum abre con “House”, colaboración con el legendario John Cale, fundador de The Velvet Underground.
No es solo un feat: es un gesto histórico.
Cale representa la vanguardia, la no-concesión, la búsqueda de texturas como lenguaje.

Charli toma ese legado y lo traslada a un pop conceptual profundamente contemporáneo.
De Rosalía a Brontë, de Cale a Fennell: el álbum se convierte en un cruce de disciplinas, una obra donde la música no se entiende sin la literatura ni el cine.


Una artista en su era más narrativa

Charli XCX ha firmado discos visionarios (Pop 2, how I’m feeling now), hits globales (Boom Clap, 1999) y manifiestos hedonistas (Brat).
Pero ninguna de esas etapas la había llevado tan dentro de sí misma como esta.

Wuthering Heights no busca bailar.
Busca sentir, imaginar, habitar.

Es un álbum-novela, un álbum-paisaje, un álbum-tormenta.

Y, como LUX, redefine lo que puede ser una artista pop en 2026:
un cuerpo que piensa, una voz que narra, una estética que respira.


Charli XCX entra oficialmente en su era atmosférica: elegante, brutal, literaria y profundamente emocional.
Un territorio donde Rosalía había dejado una huella reciente —y Charli ahora se atreve a caminar a su manera, sin miedo, sin luz artificial, sin filtros verdes de club.

Wuthering Heights no es una ruptura.
Es una mutación.
El anuncio de que Charli ya no solo es una estrella del pop: es una creadora de mundos.

Y este, su mundo nuevo, es oscuro, hermoso y tempestuoso.